Liderazgo es filosofía de vida

Liderazgo es filosofía de vida

Una definición de liderazgo sería la que define como la influencia que se ejerce sobre las personas y que permite incentivarlas para que trabajen en forma entusiasta por un objet

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Enrique Ruz Bentué

ivo común. Quien ejerce el liderazgo se conoce como líder.

Otras definiciones se obtienen, tanto de la exploración de la filosofía oriental (TAO, Confucio, Buda, …), como de la filosofía griega (Plantón, Sócrates, Aristóteles), como de la más contemporánea (Nietsze, Kant, Thuereau, …), …; pero de todas las que he leído y profundizado, me quedo con la que dictan los jesuitas por ser – entre otros motivos- la que realmente lleva más años experimentándose y más éxitos acumula. La antigüedad de la Compañía de Jesús; la capacidad para sobreponerse a persecuciones y prohibiciones; la internacionalidad que ha sido capaz de lograr; el número tan elevado de «empleados» que tiene; la expansión de su experiencia académica con una red de universidades y centros académicos en general en los cuatro continentes y considerados como referencia en calidad educativa y social.

El líder –indica Ignacio de Loyola- determina el sitio al que necesitamos ir, nos indica el camino acertado para llegar y nos convence de que es preciso ir para allá y nos conduce a través de los obstáculos. Peor no obstante, lo hace no diciendo lo que se debe hacer, sino que dota de destrezas para discernir por sí mismo lo que hay que hacer.

Lo refuerza con cuatro importantes puntos a tener en cuenta:

  • Todos somos líderes.
  • El liderazgo sale de dentro.
  • El liderazgo no es un acto, es una forma de ser, de vivir.
  • El hacerse líder, es un proceso continuo, un proceso de mejor continua.

También hay otra definición que no olvidaré nunca, la que me dedicó y escribió mi colaboradora y gran compañera de trabajo Amparo Blanco quien, aparte de «alimentarme» el ego, me llenó de orgullo  por la satisfacción de saber que algo había hecho yo bien y de que hay personas en mi entorno próximo que demuestran su liderazgo sin querer y de forma natural como Amparo lo demuestra en su día a día; me escribió esto: “si tus acciones inspiran a otros a sacar más, aprender más, hacer más y a ser mejores; eres un líder”.

Me olvido ahora de mi orgullo personal, para no caer yo tampoco en la complacencia y sigamos hablando de líderes; para ello no busquemos a un líder que lo es de forma obvia y llamativa y porque tiene un equipo de personas bajo su responsabilidad, a veces se es líder de forma sutil, difícil de medir, lo es cualquier persona en su vida misma, con los que le rodean, no solo con los que tiene bajo su responsabilidad.

Un líder aprovecha todas las oportunidades que se le presentan para influir y producir un impacto, pero lo hace de forma natural, no programada ni analizada. Trabaja en el concepto de “menos hablar y más hacer”, es una persona que se apasiona con sus objetivos (sabe lo que quiere) y actúa, lo cual sirve de modelo, referencia e impulso hacia el resto, contagia entusiasmo.

Por todo esto es consciente de que necesita mejorar en el conocimiento de sí mismo de forma continua y lo ve como oportunidad para seguir aprendiendo de sí mismo y del mundo, únicamente de esta forma –y por que lo hace insisto de forma natural- mejora y transmite su mejora. De esta manera prosperan al entender quiénes son y qué valoran, al observar malsanos puntos de debilidad y a cultivar el hábito de una continua reflexión y aprendizaje.

El coeficiente intelectual y las habilidades técnicas son menos importantes para un liderazgo de éxito; el líder no tiene porque ser una persona inteligente o de gran experiencia profesional o técnica; solo debe tener un maduro conocimiento de uno mismo y vivir siempre atento para ver las oportunidades, además de estar alerta para responder a las oportunidades que se ofrezcan.

Todos debemos despojarnos de la actitud de “así es como lo hemos hecho siempre”; debemos trabajar el ingenio para ver las oportunidades y no caer es ser acomodaticios. Para lo cual hay que ver siempre en las personas sus capacidades y talento, porque las personas dan más de sí, cuando alguien las respeta, los estima y confía en ellos. Por ello triunfan más las personas quienes tienen la capacidad por aprender, innovar, asumir las responsabilidades de sus actos y correr riesgos.

Las carreras que tienen éxito, no son las que se programan o se planean; son las de las personas que están preparadas para las oportunidades porque conocen sus fortalezas, su método de trabajo y sus valores”, escribía el gurú norteamericano en economía y empresa Peter Drucker.

La perseverancia es un elemento ideal de liderazgo. Los líderes perseveran no solo por orgullo, integridad y compromiso con sus valores; perseveran porque son a la vez lo bastante confiados, optimistas, ingenuos y humildes para creer y esperar que la semilla de sus esfuerzos fructifere con el tiempo, de maneras y de lugares que no pueden predecir ni controlar.

Ignacio de Loyola decía que deben darse cuatro elementos en la persona para forjar un líder:

Heroismo: actúan de forma que lo que representan “es la empresa/el acto más grande del mundo”, y consiguen que todos acaben pensando de igual forma, … los resultados vienen por sí solos. Ponen alta la mirada, no esperan a que llegue el momento, se lanzan a buscar la oportunidad y extraen de ella la mayor riqueza posible. Es una forma de vivir que se concentra en metas por encima de uno mismo.

Los líderes heroicos no esperan a que llegue el gran momento: se lanzan a captar la oportunidad que está a su alcance y extraen de ella la mayor riqueza posible. El heroísmo está en la nobleza de comprometerse con una manera de vivir que se concentra en metas superiores a sí mismo.

Ingenio y creatividad: El ingenio lleva a las personas no solo a pensar de manera original, sino a vivir de una forma original; a arrancar el temor a lo desconocido, o el apego a su posición o a sus posesiones, perjuicios, aversión al riesgo y de huir de la actitud de “así es como lo hemos hecho siempre”. Cuando se quita costumbres y perjuicios, encuentra oportunidades.

El ingenio aleja del provincianismo, de perjuicios de la aversión al riesgo, le hace mirar al futuro con optimismo y eso le permite identificar oportunidades y soluciones.

Amor, cariño: El amor comunica propósito y pasión al ingenio y al heroísmo. El amor es el pegamento que une a los elementos y los aglutina en equipos leales que se apoyan. Viven con la premisa de que la gente da lo mejor de sí cuando trabaja para personas que ofrecen apoyo y afecto verdaderos.

Quien vive con esta premisa, sabe que la gente da lo mejor de sí misma cuando trabaja para personas que ofrecen su apoyo y afectos verdaderos.

Conocimiento de sí mismo: quizás la más importante y la primera de todas. El conocerse a sí mismo (quizás el reto más importante del ser humano) nutre y arraiga las demás virtudes del liderazgo. Quien descubre quién es, qué quiere y qué defiende, ya ha dado un primer paso para el liderazgo.

El conocimiento de uno mismo no es un proyecto de una sola vez, es el hábito diario de reflexión, el examen de conciencia.

 

4 Comments

  1. Amigo, seguro que llegaras muy alto,ya lo estás. Decirte que algunos ya llegamos y vamos de vuelta,recordamos nuestros momentos difíciles,exitosos,dulces y amargos y sobre todo jamás renunciaremos al misterio que todo ello nos brindó y que tanta felicidad como capacidad dejo dentro de nuestras mentes,que por muchas veces que naciéramos,nunca dejaríamos de volver a saborear su infinita dulzura,capacidad vital y humildad eterna.
    Esto no es suerte ,esto es trabajo,tenacidad,ilusión,bondad y al final agradecimiento a todos y todo lo que lo hizo posible.

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