
“El Hogar es el lugar donde el hombre demuestra sussentimientos y desarrolla su personalidad, donde se muestra tal como es;
es el lugar donde reúne a su gente más querida; es el lugar donde es trasparente en sus formas y man
Evolución de la Sociedad.
A lo largo de los dos últimos siglos, hemos venido observando una natural evolución de la forma de hacer negocio y sobretodo, la forma en que se desarrollaba el cultivo de las transacciones mercantiles y de la generación del negocio y de la atención de las demanda de consumo. Hemos venido observando cómo, a principios del siglo XIX, y hasta muy alcanzada la mitad del siglo XX, se iba desarrollando una cultura profesional basada en la trasmisión de productos; existe un volumen de transacciones de productos que uno produce a beneficio del que los consume. Se pasa de una sociedad que se nutre solo de lo que produce y el resto lo importa, a una sociedad en la que el modelo seguido fue el denominado industrialización sustitutiva de importaciones, en donde la sociedad se industrializa para depender menos del exterior e incluso avanzar económicamente gracias al valor de la exportación, esto mejoró notablemente las balanzas de pago de los países industrializados.
La industria se alimentó asimismo en su crecimiento, pues los obreros industriales añadían s
Los primeros pasos de la industria no fueron difíciles, aunque hubieron países que aprovecharon mejor que otros esta oportunidad, y se creó un círculo vicioso de crecimiento, en el que uno tiene acceso a los bienes que el otro produce.
Es en la mitad del siglo XX, cuando se empieza a dar paso a la importancia de la producción de servicios, los cuales eran demandado por una sociedad cada vez más madura y exigente. Es entonces, cuando conceptos como el Estado del Bienestar empiezan a barajarse por filósofos y políticos, se da valor a la satisfacción plena de la sociedad y la mejora de su calidad de vida. Ya no solo se atienden sus necesidades de producto, sino de servicios. En un principio, se puede hablar de políticas de implantación de unos seguros sociales y servicios sociales, de modo que las personas no queden desamparadas o se vean desatendidas ante hechos que les pudieran alterar su calidad de vida. La sociedad pasa a dar más importancia a la transacción de servicios sobre la de productos, vivimos ya en una Sociedad Postindustrial.
Lejos de una total y plena atención de las necesidades, surgen unos nuevos conceptos de valor de la sociedad basados en el dominio de la información; frases como “la información es poder” esgrimida continuamente, empiezan a dar paso a una nueva Sociedad de la Información.
Vemos, como la sociedad se rige bajo el factor de “vivir en pertenencia”, beneficiarnos de lo que se produce en nuestro entorno, sea esto tanto productos, como servicios, como información; así como beneficiar a otros de lo que nosotros producimos.
Se descubre no tanto el valor de la información, sino la capacidad de obtenerla, generarla y tratarla convenientemente. Se disputa la capacidad, ya no tanto incluso de obtenerla, sino de asimilarla y organizarla. La existencia de las nuevas tecnologías de archivo electrónica y de internet ofrecen el soporte que buscábamos para su mejor tratamiento. Podemos decir, a raíz de la existencia de estas tecnologías, que la Sociedad de la Información es ya un presente y no un futuro, la información juega ya un papel importante en la totalidad de las transacciones que día a día ejecuta el ser humano y es el centro ya de todas nuestras actividades.
Por otro lado, realidades sociales hacen que el individuo pase más tiempo fuera de casa, que dentro de ella y que otros individuos que sufren ciertas deficiencias físicas y/o psíquicas quieran aprovecharse de las nuevas tecnologías para no ver frenada y limitada su calidad de vida. Las familias necesitan vivir en entornos cada vez más flexibles para compaginar de la mejor forma posible sus tareas domésticas con otras áreas de su vida, como el campo profesional o el del ocio; la realidad de la incorporación de la mujer a la vida laboral y el creciente volumen de la sociedad uniparental, obliga a convivir con el concepto de “vivir la casa, aún sin estar en ella”; se hace necesario controlar nuestras pertenencias y disfrutar de nuestro lugar más íntimo aún sin estar en él.
Internet, ha sido un claro impulsor de esta evolución en las viviendas, ha revolucionado el mundo de las comunicaciones y ha propiciado el auge de productos y servicios que permiten la convergencia entre éstas, la informática y la electrónica de consumo, aportando un valor añadido incomparable para el usuario y un valor, que trataremos más adelante, del nuevo negocio emergente de la convergencia de tecnologías y de servicios.
Los cambios propiciados por el avance de la tecnología y la penetración de las comunicaciones en la vida cotidiana, permiten, entre otras muchas cosas, el hacer más eficiente nuestro tiempo, independientemente de si estamos en el trabajo, de viaje o en nuestra propia casa. EL abaratamiento de las comunicaciones y su sencillez de manejo permiten ser utilizadas por un público cada vez más popular y amplio; la telefonía móvil que empezó como un concepto snobista y de “llamar la atención”, se ha consolidado como una herramienta verdaderamente útil e imprescindible a la vez en la vida cotidiana, y por otro lado, la penetración del ordenador personal (PC) en la vivienda como un elemento más de la “electrónica del hogar”, tanto cuando hay hijos porque los necesitan para los estudios, y cuando no los hay porque es un entretenimiento para los padres; hace que ya una primera convergencia de informática y comunicaciones sean ya una realidad en porcentajes amplios de viviendas a nivel del mundo desarrollado.
A esta penetración y realidad de la presencia del concepto “digital” en el hogar, se le suma la cada vez mayor necesidad social de atender a las personas con disminuciones, sean estas físicas o psíquicas. El cuidado por la no pérdida de la calidad de vida, tanto de ancianos, como de personas jóvenes con deficiencias en un sentido o en otro, nos invitan a reutilizar la tecnología a su servicio para la no pérdida de calidad de vida.
Otras realidades de las familias que pasan tanto tiempo fuera de casa, motivado entre otras cosas por la integración de la mujer al mundo laboral y profesional fuera de casa, obligan a mantener viva la casa en la ausencia, a controlarla desde el exterior o, incluso desde el propio interior por conceptos de comodidad, seguridad, ahorro energético o simplemente mejor de la calidad de vida y aprovechamiento de la tecnología para vivir mejor.
r es el lugar donde el hombre
es el lugar donde reúne a su gente más querida; es el lugar donde es trasparente en sus formas y maneras, donde se relaja; es el lugar donde se muestra despreocupadamente creativo, se forma en lo que más le gusta, se divierte….y quiere.”
Verdaderamente, la importancia del Hogar es de tal magnitud que todo lo que de él hablemos o sobre él desarrollemos, va a tener mucha más influencia que lo que del entorno del mundo de la empresa abordemos. La empresa, el mundo del trabajo es importante para alcanzar conceptos de productividad, rentabilidad, penetración, etc, etc; conceptos económicos que dirigen la vida en nuestros días. Pero no olvidemos que los niveles de productividad, que son los que dan lugar a los niveles de rentabilidad y penetración, así como a conseguir cualquier otro nivel de medida de la calidad de los resultados de la empresa; se rigen por un único concepto: la satisfacción del ser humano; y éste, donde mejor alcanza esa satisfacción es en ese lugar dónde como decíamos antes, “se desarrolla como persona”, en su Hogar.
A partir de aquí, centraremos nuestra actividad profesional en hacer negocio del entrono en el que vivimos, buscaremos negocio basándonos en el análisis de las satisfacciones que el individuo disfruta cuando siente que sus necesidades le son gratamente satisfechas. El eje motivador de la evolución de esta modalidad de negocio será la búsqueda de la satisfacción y atención del individuo en su lugar natural.
Evolución de la Sociedad.
A lo largo de los dos últimos siglos, hemos venido observando una natural evolución de la forma de hacer negocio y sobretodo, la forma en que se desarrollaba el cultivo de las transacciones mercantiles y de la generación del negocio y de la atención de las demanda de consumo. Hemos venido observando cómo, a principios del siglo XIX, y hasta muy alcanzada la mitad del siglo XX, se iba desarrollando una cultura profesional basada en la trasmisión de productos; existe un volumen de transacciones de productos que uno produce a beneficio del que los consume. Se pasa de una sociedad que se nutre solo de lo que produce y el resto lo importa, a una sociedad en la que el modelo seguido fue el denominado industrialización sustitutiva de importaciones, en donde la sociedad se industrializa para depender menos del exterior e incluso avanzar económicamente gracias al valor de la exportación, esto mejoró notablemente las balanzas de pago de los países industrializados.
La industria se alimentó asimismo en su crecimiento, pues los obreros industriales añadían sobre la demanda ya existente una demanda adicional superior a la que se ejercía en las zonas rurales. La industria también supuso, además del aumento de la clase obrera in
dustrial, el incremento de los cuadros intermedios, lo que favoreció la demanda de los bienes de consumo.
Los primeros pasos de la industria no fueron difíciles, aunque hubieron países que aprovecharon mejor que otros esta oportunidad, y se creó un círculo vicioso de crecimiento, en el que uno tiene acceso a los bienes que el otro produce.
Es en la mitad del siglo XX, cuando se empieza a dar paso a la importancia de la producción de servicios, los cuales eran demandado por una sociedad cada vez más madura y exigente. Es entonces, cuando conceptos como el Estado del Bienestar empiezan a barajarse por filósofos y políticos, se da valor a la satisfacción plena de la sociedad y la mejora de su calidad de vida. Ya no solo se atienden sus necesidades de producto, sino de servicios. En un principio, se puede hablar de políticas de implantación de unos seguros sociales y servicios sociales, de modo que las personas no queden desamparadas o se vean desatendidas ante hechos que les pudieran alterar su calidad de vida. La sociedad pasa a dar más importancia a la transacción de servicios sobre la de productos, vivimos ya en una Sociedad Postindustrial.
Lejos de una total y plena atención de las necesidades, surgen unos nuevos conceptos de valor de la sociedad basados en el dominio de la información; frases como “la información es poder” esgrimida continuamente, empiezan a dar paso a una nueva Sociedad de la Información.
Vemos, como la sociedad se rige bajo el factor de “vivir en pertenencia”, beneficiarnos de lo que se produce en nuestro entorno, sea esto tanto productos, como servicios, como información; así como beneficiar a otros de lo que nosotros producimos.
Se descubre no tanto el valor de la información, sino la capacidad de obtenerla, generarla y tratarla convenientemente. Se disputa la capacidad, ya no tanto incluso de obtenerla, sino de asimilarla y organizarla. La existencia de las nuevas tecnologías de archivo electrónica y de internet ofrecen el soporte que buscábamos para su mejor tratamiento. Podemos decir, a raíz de la existencia de estas tecnologías, que la Sociedad de la Información es ya un presente y no un futuro, la información juega ya un papel importante en la totalidad de las transacciones que día a día ejecuta el ser humano y es el centro ya de todas nuestras actividades.
Por otro lado, realidades sociales hacen que el individuo pase más tiempo fuera de casa, que dentro de ella y que otros individuos que sufren ciertas deficiencias físicas y/o psíquicas quieran aprovecharse de las nuevas tecnologías para no ver frenada y limitada su calidad de vida. Las familias necesitan vivir en entornos cada vez más flexibles para compaginar de la mejor forma posible sus tareas domésticas con otras áreas de su vida, como el campo profesional o el del ocio; la realidad de la incorporación de la mujer a la vida laboral y el creciente volumen de la sociedad uniparental, obliga a convivir con el concepto de “vivir la casa, aún sin estar en ella”; se hace necesario controlar nuestras pertenencias y disfrutar de nuestro lugar más íntimo aún sin estar en él.
Internet, ha sido un claro impulsor de esta evolución en las viviendas, ha revolucionado el mundo de las comunicaciones y ha propiciado el auge de productos y servicios que permiten la convergencia entre éstas, la informática y la electrónica de consumo, aportando un valor añadido incomparable para el usuario y un valor, que trataremos más adelante, del nuevo negocio emergente de la convergencia de tecnologías y de servicios.
Los cambios propiciados por el avance de la tecnología y la penetración de las comunicaciones en la vida cotidiana, permiten, entre otras muchas cosas, el hacer más eficiente nuestro tiempo, independientemente de si estamos en el trabajo, de viaje o en nuestra propia casa. EL abaratamiento de las comunicaciones y su sencillez de manejo permiten ser utilizadas por un público cada vez más popular y amplio; la telefonía móvil que empezó como un concepto snobista y de “llamar la atención”, se ha consolidado como una herramienta verdaderamente útil e imprescindible a la vez en la vida cotidiana, y por otro lado, la penetración del ordenador personal (PC) en la vivienda como un elemento más de la “electrónica del hogar”, tanto cuando hay hijos porque los necesitan para los estudios, y cuando no los hay porque es un entretenimiento para los padres; hace que ya una primera convergencia de informática y comunicaciones sean ya una realidad en porcentajes amplios de viviendas a nivel del mundo desarrollado.
A esta penetración y realidad de la presencia del concepto “digital” en el hogar, se le suma la cada vez mayor necesidad social de atender a las personas con disminuciones, sean estas físicas o psíquicas. El cuidado por la no pérdida de la calidad de vida, tanto de ancianos, como de personas jóvenes con deficiencias en un sentido o en otro, nos invitan a reutilizar la tecnología a su servicio para la no pérdida de calidad de vida.
Otras realidades de las familias que pasan tanto tiempo fuera de casa, motivado entre otras cosas por la integración de la mujer al mundo laboral y profesional fuera de casa, obligan a mantener viva la casa en la ausencia, a controlarla desde el exterior o, incluso desde el propio interior por conceptos de comodidad, seguridad, ahorro energético o simplemente mejor de la calidad de vida y aprovechamiento de la tecnología para vivir mejor.